Acantilado, 2011. 126 páginas. Tit. Or. Tracy’s tiger. Trad. David Horacio Colmenares. Tracy tiene un tigre imaginario que le acompaña desde que era un niño. Un tigre que en realidad es una pantera negra, pero él la llama tigre. Su tigre está detrás de algunas de sus respuestas y comportamientos. Pero lo extraño vendrá cuando un día, al volver a Nueva York, descubra que todo el mundo puede ver a su tigre, que parece haberse vuelto real. Historia de narrativa muy fresca, con momentos sublimes, como la conversación entre el psiquiatra y el protagonista. El final un poco cogido por los pelos, pero en conjunto muy bien, se lee en un suspiro y te deja una sonrisa y un olor a buen café recién hecho. Recomendable. Tras haber degustado tres tazas de café cada uno, el doctor Pingitzer dijo: —Aja. Trabajo. Odio el trabajo. Odio la psiquiatría. Siempre detesté el trabajo. Me gusta diversión, juego, imaginación, magia. —¿Por qué trabaja entonces?—dijo Tracy. —¿Por qué?—dijo el doctor Pingitzer—. Confusión. —El doctor reflexionó un momento—. En Viena salía con una chica, Elsa. Es decir, Elsa Varshock. Aja. Elsa es esposa, es madre, es «¿Dónde está dinero para comida?». ¿Qué hago yo? Ponerme…