Visor, 1997. 182 páginas. Antología bastante completa del poeta nicaragüense Carlos Martínez Rivas, al que llego desde el Atlas y que se resistía a publicar sus libros y muchos de ellos lo han sido de manera póstuma. Aquí hay una semblanza bastante documentada: El insurrecto solitario. Sus primeros poemas, que fueron los que le dieron la fama, no me han dicho demasiado. Muy bien escritos, pero ni yo estaba en el mejor momento de ánimo, ni los temas tratados me resultaban de interés, El último tercio del libro, recopilaciones varias de aquí y allá que no vieron la luz en su momento, si que consiguió emocionarme (dejo muestras). Bueno. LA PUESTA EN EL SEPULCRO XIV Estación Cuando ya no me quieras Cuando ya no me quieras y no podamos estropear nada Porque nada estará vivo y confiado. Cuando tú te hayas ido y yo me haya ido Y todos se hayan marchado Diremos: «Algo se ha perdido. No mucho. Pero algo esencial —un culto, un lenguaje, Un rito— está perdido». Cuando hayamos dejado de ser esto que somos: Una pareja expuesta al dardo Desnuda y apremiante Mal avenida pero bien enlazada Y nos dispersemos en otros círculos Y nos disipemos…
Visor, 2020. 50 páginas. Me gustó tanto Servicio de lavandería que repito con la autora. En este caso poemas alrededor de la informática porque ¿Quién ha dicho que las máquinas no pueden servir de inspiración para la poesía? Ganador del XLVI premio de Poesía Ciudad de Burgos (la autora está acostumbrada a recibir premios pese a no tener padrinos, lo que habla de la calidad de su escritura), me ha gustado el uso de la tecnología como excusa para hablar de los temas de siempre. Desde la denuncia de un machismo que mira mal a la mujer que estudia estos temas, hasta la constatación de que los componentes de nuestros ordenadores están manchados por la sangre de la guerra. Los que más me han gustado, sin embargo, apenas tienen un tenue hilo con la informática, como el que dejo de muestra. Muy bueno. LOCUS AMOENUS.RAR Los poetas de la tradición poseían la Arcadia, una tierra cubierta de árboles frutales, ríos cristalinos y praderas verdes, naturaleza donde la muerte y el infortunio rara vez hacían acto de presencia. Los pastores conversaban a través de la égloga sobre el amor o los placeres de la carne, las mujeres, hermosas y puras, gemían…
Visor, 2016. 120 páginas. Antología de la poesía de Pizarnik, a la que llego a través de La muerte me da y que, honestamente, me ha dejado con la boca abierta. Poemas de otro mundo, que me han recordado a esa otra poeta alienígena que es Emily Dickinson, con una crudeza y crueldad en algunos de sus versos, que destilan soledad y desolación, manchas de nicotina en los pulmones del alma. Es un libro de la biblioteca y me ha sorprendido doblar las páginas en los mismos lugares que quien lo leyó antes que yo, una extraña comunicación fantasma entre lectores que nunca se conocerán pero que están unidos por la misma fascinación por los mismos poemas. Buenísimo. Aquí vivimos con una mano en la garganta. Que nada es posible ya lo sabían los que inventaban lluvias y tejían palabras con el tormento de la ausencia. Por eso en sus plegarias había un sonido de manos enamoradas de la niebla. Es un cerrar los ojos y jurar no abrirlos. En tanto afuera se alimenten de relojes y de flores nacidas de la astucia. Pero con los ojos cerrados y un sufrimiento en verdad demasiado grande pulsamos los espejos hasta que…
Visor, 2019. 86 páginas. Escuché esta charla en la fundación March: Las nupcias del incendio con el agua y busqué algún poemario de Raquel Lanseros. Ya había leído la monumental Poesía soy yo en la que ejercía tareas de editora. Son poemas de diferentes estilos y temáticas, versos libres de diferentes métricas pero también algún soneto e incluso cuartetas. Elogios de la poesía y las palabras, poemas familiares, la búsqueda de nuestro origen y nuestro destino, la unión de personas en la distancia temporal o geográfica, poemas de amor… muchos de ellos me han conmovido sobremanera. Algunos versos son sublimes. Muy bueno. UNA DE DOS Quién diría que han gestado a todos los seres humanos del planeta cuando de la riqueza poseen nada más un arañazo. Acarician la piel de los ancianos. Riegan con leche el alma de los niños. Pintan cuadros que firman sus amantes. Son una de cada dos personas muertas. Una de cada dos personas vivas. Llevan siglos mirando desde lejos las hazañas ajenas en los escaparates de la Historia. No es extraño que muchas desafíen las costumbres las miradas mugrientas las amenazas con forma de cuchillo el dolor del estigma. Un castigo es más soportable que…
Visor, 2015. 148 páginas. Este poemario es el antecedente de Ordesa, poemas escritos desde el punto de vista de alguien que se hunde, como el perro de Goya de la portada. Salen los típico temas de Vilas, el amor extraño a España, la vida de provincias, la muerte de sus padres, el sexo, el anonimato… Personalmente no me importa esa repetición de temas. Me cae bien Vilas. Me parece un amigo contándome sus penas mientras bebemos cubatas en un oscuro pub de Zaragoza y nos olvidamos de la cuesta y del final del camino. Recomendable. THINKIT OVER Piénsalo, a nuestra edad ya no saldría bien. Cada uno viviendo en su casa es mucho mejor, habrá más deseo. Para qué quieres hacerme el desayuno, eso da igual. Yo creo que eso no ha funcionado nunca, pero la gente cumple años, y se dejan llevar, porque enseguida te mueres, y si cumples los sesenta, qué más da. Cenamos los viernes. Nos llamamos entre semana, jugamos. Nos mandamos fotos eróticas por el guasap. Cómo me iba a ir con una de treinta si son todas tontas, ambiciosas y sin talento. Cómo te ibas a ir tú con uno de treinta si son todos…