Alrevés, 2013. 524 páginas. Un pintor abatido por la muerte de su mujer y su hijo recibe el encargo de pintar un retrato muy particular. Esto pondrá en marcha una cadena de acontecimientos que resucitarán oscuros secretos del pasado. Cosas a favor: El lenguaje, más cuidado de lo habitual en este tipo de novelas. La trama, llena de sorpresas que te mantiene en vilo hasta el final. Cosas en contra. El hilo conductor de la historia, la pérdida de los hijos de varios de los personajes, llega un momento que se hace inverosímil. Que todos los personajes estén relacionados me parece poco creíble. Pero se lee con gusto. Paseó sin prisa con su bolsa de dibujo cruzada sobre el pecho hacia el Palacio de Cristal. De un modo u otro, sus pasos siempre lo dirigían allí. Le gustaba sentarse durante horas en la orilla del estanque y observar los cipreses de Pantano; le fascinaban aquellos árboles de tallo liso y esbelto, capaces de arraigar en el fondo lodoso. Recordaba la última vez que estuvo allí con Elena y con Tania. Elena estaba guapísima, dentro de un tejano ceñido con el dobladillo por la pantorrilla y una camiseta de tirantes con…