Blackie books, 2019. 174 páginas. La premisa del libro es muy sencilla: niños mandando preguntas de indiscutible tono filosófico (¿Es interesante morirse? ¿Por qué existe el dinero? Cuando hablo ¿Es mi cuerpo o mi alma quien habla?) porque ser niño no quiere decir ser estúpido. Y el autor va contestando mitad en broma, mitad en serio, siempre con una buena cantidad de imaginación y sentido del humor. Se lee en un suspiro y aunque no está mal y alguna de las anécdotas de Ungerer son muy sabrosas, en general no pasa de entretenido. Se deja leer. ¿Puede tener sus ventajas ser pobre? Ysé, 8 años Mi padre murió cuando yo era muy pequeño, y su muerte nos hundió en una espantosa ruina. Nos convertimos en indigentes. Recuerdo, por ejemplo, como el profesor de inglés de mi hermano le dio un par de zapatos decentes para que pudiera ir a la escuela. Me acuerdo también de mis propios zapatos, que se me habían quedado pequeños. Les recorté unas aberturas en las punteras de modo que mi dedo gordo sobresaliera por ellas y después lo pintaba de negro para que no se viese. No resultaban muy prácticos para jugar al fútbol, sobre…