Ediciones del viento, 2021. 348 páginas. Janos ha huído de Hungría y está refugiado con su familia en París. En un documental ve que su tío Gabor está vivo y regresa para buscarlo. La mala suerte hará que coincida con la revolución húngara de 1956 y conseguirá escapar después de conocer a Vera, una joven de una compañía de danza. Repaso a buena parte de la historia del siglo XX novela en primera persona los sucesos de Hungría en 1956, la primavera de Praga y la vida de los refugiados de la segunda guerra mundial, buscando su sitio en una ciudad que no es la suya. Por el camino el protagonista irá coleccionando películas y discos, un mapa cultural superpuesto al geográfico que terminan de dibujar su carácter. Muy bueno. Rascamos diez minutos para llegar al número de Jószi en la calle Lajos, pero el portal ha colapsado y ahora hay una brecha limpia de varios metros que amenaza con partir toda la fachada. Me quedo un segundo frente al edificio, sin saber qué hacer, y Vera se impacienta. «¡Jószi!», le digo, y me grita que nos metamos ahí para buscarle. Doy gas, entro hasta el patio, apago el motor…
La línea del horizonte, 2017. 124 páginas. No soy amigo de los libros de viaje, pero este de mi amigo Sergi no lo es. A medio camino entre las descripciones del lugar y la introspección, entre la guía y el dietario, es un poquito más que ambos. El autor no sólo se pasea por las calles de Budapest y nos hace vivir su ambiente particular, también -y esto es de agradecer- nos cuenta el tono emocional que siente en sus recorridos. Leemos pues, no por descubrir un paisaje, sino por el placer del texto. Muy bueno. El pudor que a menudo me asalta para no contarlo todo en mis diarios o en mis crónicas de viaje desaparece en la ficción, en la que callo lo que no aporta pero, de algún modo, intento condensar todo el material humano posible para destilar el sentido de sus historias. Las que fluyen por debajo del fragor de la historia y gotean en una novela, a modo de resurrección de la vida privada de los muertos y quién sabe si para salvar a los vivos del olvido. La idea me ronda mientras, cerca del Parlamento, me siento de nuevo —año y medio después, todavía…
Este libro lo compré en formato electrónico apenas salió (pueden hacerlo aquí: Agua dura) y lo leí enseguida, mucho antes de que saliera impreso en papel. Pero mi vagancia a la hora de reseñar hace que ahora que me pongo los hayan puesto ya por las nubes en un montón de sitios. Aquí va uno más. La lista de los relatos es la siguiente: I Propiedad privada El nudo de Koen Los ojos de Sarah II La muerte de Edmund Blackadder Banana Dream Deseo de ser Dimitri La manada Señales de vida Pájaros que llegan a Moscú III En la boca del otro Mala hierba Islandia Los de la sección II son breves, bastantes de menos de una página. Algunos ya los había leído en alguna antología, pero todos seguidos quedan mejor; hay temas comunes (la familia, la soledad) y se apoyan entre sí. ¿Y qué puedo decir que no se haya dicho ya? Baste destacar que Bellver escribe muy bien, lo que en estos tiempos se agradece mucho. Que maneja igual de bien el ingenio en la distancia corta y la profundidad en la media distancia. Que algunos relatos se te quedan instalados dentro y te enfrían o calientan…
Nevsky Prospects, 2001. 312 páginas. Trad. James y Marian Womack. De lujo Este libro es la antítesis de lo que acostumbro, ediciones de clásicos de cualquier manera en baja calidad. Aquí encontramos una edición cuidada, portada de lujo, traducción impecable y acompañada de comentarios de los nuevos nombres de la narrativa actual. Chéjov sigue figurando como influencia principal en los escritores de cuentos, así que el libro funciona también como homenaje a una figura ilustre que tal vez no tiene toda la fama que se merece. La lista de cuentos es la siguiente (debajo el título del comentario y el autor): Las bellas (1888) Et uera incessu patuit dea, Luis Alberto de Cuenca El misterio (1887) Déjenme en paz, Ignacio Ferrando Casa con mezzanina (1896) Pinceladas o sílabas, Eloy Tizón Quiero dormir (1888) Niños jugando en el techo, Eduardo Halfon El hombre enfundado (1898) El veterinario Iván Ivánich, Salvador Luis El violín de Rothschild (1894) El alma de Yákov, Marta Rebón En Moscú (1891) Temblad, filisteos, Óscar Esquivias Tristeza (1886) La ciudad precipitada, Víctor García Antón Enemigos (1887) Apoteosis del conflicto, Ricardo Menéndez Salmón Desdicha (1885) Bajo la superficie, Jon Bilbao Incidente ocurrido a un médico (1898) La grandeza de…
Libros del silencio, 2011. 374 páginas. Drama Ay no veas la que ahí se lió, ay no veas. Como en el caso del twit de Vigalondo, que provocó un huracán mediático, unas inocentes declaraciones y la inmediatez de la información que da internet han provocado una avalancha de entradas, artículos, comentarios y mensajes acerca de un manifiesto que ya no existe. La siguiente entrada de Sergi lo explica muy bien: Mi madre es un hecho No creo mucho en manifiestos, pero al contrario de lo que algunos parecen afirmar, no creo que un movimiento deba basarse en las obras para hacerse explícito. Muchos ejemplos hay de programas previos. En un exceso de honradez retiran web y proclamas y se dedican a lo suyo, a escribir. Supongo que a la editorial no le importará el revuelo, pero a los antologuistas sí les debe molestar que no se hable del contenido, que son los siguientes cuentos: I Mortal y rosa La sustitución de los cuerpos, por Rodrigo Fresan Todos mis hijos, por Alberto Olmos El ejército de los muertos, por Antonio Ortuño Mamá, por Manuel Jabois Las paranoias americanas, por Garlo Padial Amar al padre, por Paula Cifuentes La posesión, por Jordi…