Tusquets, 2022. 286 páginas. Después de la burbuja del ladrillo una urbanización se ha quedado a medias. Los inquilinos llevan como pueden estar en un sitio sin servicios mientras sufren que una parte esté abandonada y a merced de los okupas. Un ex policía que huye de un asunto turbio y una informática que todavía no ha acabado de gestionar el duelo de un abandono se encontrarán en los márgenes entre civilización y barbarie. Conocí a la autora en una cena y me pareció una persona majísima. No había leído nada suyo. Le pregunté ¿Por cual empiezo? Y me recomendó éste. Por suerte, me ha encantado, porque Rosa Ribas me cayó de maravilla. Una novela que te dibuja un ambiente que se nos hace familiar a los que vivimos la crisis del ladrillo, que retrata el egoísmo de las comunidades de vecinos y la vida de las personas que sobreviven como pueden en un capitalismo que hace aguas. Ahora que he empezado continuaré con alguna de sus sagas de novela negra, que seguro que están igual de bien o mejor. Muy bueno. Yolanda Vivancos y ella vivían en la parte de los adosados. La parejita insistió en acompañarlas a sus…