Panini, 2020. 130 páginas. A través de un cantautor ficticio vemos reflejada la historia de muchos. Exilio en Francia, problemas para volver, broncas con la censura, detenciones y torturas, reivindicaciones y lenta caída en el olvido con la desaparición de la canción protesta. Podría haberse ido fácilmente hacia el melodrama, pero aunque es emotivo no es sensiblero. Creo que el que este cómic lo haya escrito alguien que no vivió esa época, que simplemente se ha documentado, es un punto a favor. La idea que vertebra todo, un recital homenaje donde su nieto descubre la verdadera historia de su abuelo nos da también la pista de uno de los objetivos del cómic: no olvidar de donde venimos para intentar no repetir errores. Muy bueno.