Mondadori, 2011. 268 páginas. En la isla Meteca pasan cosas muy raras: hay un monstruo en el lago en medio del bosque, hay terroristas de bajo nivel que van en zuecos e incluso es posible que vivan extraterrestres. Todo bajo la sombra del rumor del asesino cósmico. Lo empecé con ilusión; quería que me gustara. El autor me cae bien. La idea de mezclar alta y baja literatura sin complejos me parecía atractiva. Las ideas locas sin concesión a los tópicos. Pero no me ha gustado. Estructura y lenguaje me han parecido farragosos, sin chispa. Algún momento hay bueno (pienso en el maltrato en la estafeta de correos) y la idea de incluir un capítulo de Curtis Garland (ya fallecido) es excelente (y escribe bien). Pero todo el conjunto se me caía de las manos. Tendrá su público, pero no soy yo. Otras reseñas: Asesino cósmico y Asesino cósmico. Desgraciadamente, no me ha gustado. Menuda audacia la de esta mujercita, va mascullando Don Fabio mientras sube de nuevo por la escalera de escapulario que tanto respeto le infunde a Antero -ahora mismo Don Fabio sí que finge, nada menos que en sus propios pensamientos—, habrase visto, adentrarse en el territorio…