Ediciones B, 2005. 880 páginas. Siempre he dicho que la figura que se acerca más a un lector no es la del escritor, sino la del editor. Que no es más que un lector privilegiado. Por eso tenía ganas de leer las memorias de Rafael Borràs, uno de los editores más importantes de este país. No sé por qué tenía el prejuicio de que el autor estaba escorado hacia la derecha, cuando es todo lo contrario. Otra muestra más de mi ignorancia infinita. Y es precisamente el apartado político el que se lleva la parte del león en estas memorias porque el literario… está un poco ausente. Las cosas como son, la editorial Planeta y el premio asociado están más relacionados con estrategias de marketing que con la calidad literaria. Yo, personalmente, no leo casi nunca los libros premiados; para mi son como un certificado inverso. Quedará más claro con un ejemplo: cuando leí las memorias de Barral se incluían algunas fotos. Se me caía la baba viendo a la mayoría de mis héroes literarios. Aquí también se incluyen muchas fotos; no conozco a casi nadie y los que conozco no me interesan. Pero el libro está repleto de anécdotas…