Edicions de Ponent, 2015. 116 páginas. Relato a una isla inexistente repleta de grupos de seres humanos muy curiosos: los osillones, taciturnos, que tienen a sus mujeres siempre en el sillón, los bilibús, dedicados al juego desde la infancia hasta la vejez, y muchos otros con costumbres curiosas. Imposible no acordarse de otros libros del estilo y por encima de todo a los cronopios y los famas, que también aparece un pueblo con ese nombre en el libro. Yo, personalmente, estoy un poco cansado de estas alegorías, pero reconozco que las que aquí se escriben tienen su punto de gracia. Lo que sí me ha gustado sin paliativos son los dibujos de Pere Joan, que tiene una capacidad sorprendente de ilustrar el texto y aportar su visión particular con imágenes, en ocasiones, mucho más poderosas que las escritas. Bueno.
Alfaguara, 2011. 200 páginas. Adaptación del libro homónimo a novela gráfica a cargo del dibujante Pere Joan, de solvencia demostrada y con un estilo muy particular que encaja muy bien con el universo nocillo. Su línea clara y su traza con volúmenes redondeados dan lugar a páginas de sorprendente belleza. Mi problema, como siempre, es con el texto que hay detrás. Porque considero las historias de Fernández Mallo bastante intrascendentes. Bajo una apariencia de hermetismo y pastiche irónico no alcanzo a ver nada más. No me conmueven, no me intrigan. Y así poco podemos hacer. Pero el cómic, como tal, bonito de ver. Y el contenido se deja leer, así que en conjunto bien.