Anagrama, 2024. 194 páginas. A medio camino entre el ensayo y la autoficción el autor va desgranando temas que no tienen un orden específico (al final del libro ironiza con la posibilidad de que fuera su hija pequeña la que ordenara el material) y se enlazan bajo el paraguas de las soluciones anteceden a los problemas, en vez de ser al contrario como creemos normalmente. A través de las reflexiones y las conversaciones con su amiga Curiel, echando mano de anécdotas de su vida, citas de medios y libros se va armando una trayectoria que no nos da una solución clara pero que nos induce a la reflexión. En un momento dado el autor comenta que a los escritores se les anima a encontrar su voz, pero que una vez la encuentras también tienes que tener algo que decir. No voy a ser tan bestia como para decir que Luque no tenga nada que decir, pero muchas de las cosas que dice me resultaron bastante intrascendentes, aunque bien contadas, eso sí. Lo mejor el epílogo que es lo único que trasluce un poco de verdad e intensidad. Se deja leer. Empezaron a salir y al cabo de apenas tres semanas…
Anagrama, 2022. 120 páginas. Hipocondría moral hace referencia al sentimiento de, por sentir culpa, sentirse culpable. Si algo no funciona bien en el mundo (discriminación de minorías, pobreza, explotación) los culpables son ellos. Así que se lanzan desde una postura narcisista a arreglar el mundo con grandes gestos (como hacer un atentado) o se dedican a hacer sentir culpables a todos los demás mediante proclamas morales (normalmente por internet). Ese es el hueso de este ensayo que analiza con el ejemplo de Kathy Boudin, la Pastoral Americana de Roth, las reflexiones de Mark Fincher y Hannah Arendt y la experiencia de Didion la línea entre la culpa, la culpabilidad y la responsabilidad. Porque la culpa nos puede acercar a la ética pero la culpa patológica nos lleva a una romantización del mundo que impide encontrar soluciones válidas. Bueno. Hay, como mencionamos, una sospecha bastante generalizada en la tradición marxista hacia la moral y la culpa. Son identificadas como algunos de los peores aspectos de la vida burguesa. Pero ser moral no te hace burgués. Ser moral te hace moral. Lo que te convierte en burgués no es tener moral, sino tener moral burguesa (entre otras cosas). Está en nuestras manos,…