Lengua de trapo, 1999. 252 páginas. Sofian llega a Pucallpa como Pedro Páramo a Comala, buscando noticias de su padre que un abogado tiene intención de darle. Pero allí se ve envuelto en un ambiente asfixiante que le llevará a un descenso al embrutecimiento del alcohol y las drogas mientras intenta olvidar a un antiguo amor y tendrá que gestionar los descubrimientos que va haciendo. Se me hizo eterno. No me interesaron nada las andanzas del protagonista ni sus problemas. Los personajes secundarios tampoco. Alguna escena se salva de aquí y de allá, pero en general me costaba avanzar entre el bosque de autocompasión del protagonista que más que alcohol necesita una buena hostia. Y mira que escribe bien la autora. El pueblo, asfixiante, está muy bien retratado. Una pena que lo que cuente no me haya despertado ni la más mínima curiosidad. No me ha gustado. La gente se aglomera alrededor de Sofian. Algunos dicen que está tan borracho que se ha desmayado. Un vulgar borracho, dice el dueño, pasaba los días en el bar. Sus ojos están sellados y guardan el secreto del límite entre la mentira y la verdad, el juego y la caída. Avisan a Angela,…