Next Door publishers, 2020. 180 páginas. Aunque todos conocemos el nombre de Santiago Ramón y Cajal, nuestro nobel más ilustre que sigue siendo citado todavía, poco se sabe de lo que fue la JAE (Junta de Ampliación de Estudios), una organización de inspiración krausista que intentó -y consiguió en gran parte- modernizar la ciencia en España. En 1939, con el triunfo de los golpistas, todo quedo en nada. También es bastante desconocido que Cajal creó escuela y que tuvo discípulos de mucho talento, muchos de los cuales tuvieron que buscarse la vida en otros países, en una fuga de cerebros forzada en muchos casos. Ese fue el caso de Pío del Río Hortega, descubridor de las microglias y científico de gran talento que murió en el exilio en Buenos Aires, víctima de un cáncer que el mismo se diagnosticó, ya que fue director del Instituto Nacional del Cáncer. Fue propuesto dos veces para el premio Nobel pero no tuvo suerte. Tuvo algún encontronazo con Cajal, que intentó quitar importancia a sus descubrimientos, y posiblemente sufrió una invisibilización extra por ser homosexual, algo que no era ilegal en la república, pero que seguramente no estaría muy bien visto, como tampoco lo…