Atlantis ediciones, 2019. 300 páginas. Una familia, testigos de Jehová, se traslada de Madrid a Barcelona a finales de los sesenta y principios de los setenta. Lea, la única hija de la familia, deberá adaptarse al nuevo ambiente, viviendo entre las normas rígidas de su religión y sus nuevas amistades, que le van abriendo la mente y alejando el miedo del inminente fin del mundo, que según su doctrina está ya cerca. Mira que he leído libros y esta es la primera vez que me encuentro con una protagonista que es testigo de Jehová. Estamos acostumbrados a la presencia de esas parejas que van repartiendo ‘Atalayas’ y hablándonos de la venida de Cristo en una especie de spam avant la letre. Pero no a encontrarnos libros protagonizados por ellos. Ojo, que el libro ni es un ajuste de cuentas con los testigos ni es relevante para la trama, que es las vivencias de una joven que va entrando en el mundo, y sus conflictos son los de cualquier otro en esa época. Una época sin épica, la de un barrio obrero de Barcelona, donde a pesar de que la transición está a la vuelta de la esquina sigue imperando el…