Anagrama, 2023. 160 páginas. En la Argentina de 2197, notablemente cambiada a causa del deshielo de los polos y del cambio climático, un niño mutante con forma de mosquito sobrevive como puede al acoso que le hacen sus compañeros y a la falta de cariño de su madre sin saber que es un mutante que cambiará la historia. Siento decir que, pese a todos los comentarios elogiosos que he leído por ahí, no he entrado en el juego que propone el autor. Como novela de ciencia ficción no habría por donde cogerla, y como desbarre alucinado no me ha hecho gracia. Algún detalle me ha gustado aquí y allí (los virus como agentes de fluctuación de los mercados financieros, las simulaciones dentro de simulaciones) pero el armazón y el núcleo de la historia me han parecido una filfa. Por ahí está gustando mucho pero, por desgracia, a mí no. Regulero. El binodinal y el benereoTT eran drogas estimulantes y poderosamente adictivas, cuyos efectos no son tema de esta historia, mientras que el ovejín era una especie de animal (palabra inexacta, aunque la más cercana a describirlo) genéticamente modificado y patentado por la empresa Ovejín, que consistía nada más y nada…