Editorial Planeta, 2009. 414 páginas. Extravagante ternura Recibí este libro gracias a los buenos oficios de Carmen Alvárez y tengo que agradecérselo. De no ser por ella esposible que nunca hubiera este libro, lo que hubiera sido una pena. Mario Menkell escribió un libro que tuvo mucho éxito, Lo que me contó Bernard M., algo que le ayudó a encontrar un empleo en la universidad privada -y pija- Luis de Camoens. Pero es una persona apocada y tímida que no ha vuelto a escribir nada más porque cree que no tiene nada más que contar y que no es capaz ni de declararse a la mujer que ama en secreto desde hace años. Hasta que un día se suicida el inquilino de un piso, herencia de su tía. Nada extraordinario, si no fuera porque el suicida tenía el piso abarrotado de cosas; una lista interminable de colecciones agrupadas sin orden ni concierto. Unos objetos que le cambiarán la vida. Tengo debilidad por las historias tiernas. La escritora quiere a sus personajes, y ese cariño llega con tranquilidad al lector, que se ve atrapado dulcemente en desarrollo de la trama. No suelo ser muy maniqueo, pero creo que a grandes rasgos…