Alfabeto, 2020. 180 páginas. Llego a este libro a través de aquí: La ética del paseante y además de la buena recomendación de un sitio de referencia el que sea profesor de filosofía en el instituto en el que un servidor se deasnó en el pasado tenía mucho tirón. Nos encontramos con una serie de reflexiones que se quieren ligeras, al estilo de un paseante que se va fijando en lo que encuentra pero que acaban convirtiéndose en más profundas de lo que parecen, y que apuntan a una cierta esperanza. Esa esperanza la cifra el autor en un cierto espíritu de la ilustración que es poco frecuente ver en estos tiempos, pero que sin embargo es imprescindible. Una defensa del espíritu crítico, de la verdad frente a la opinión, de la ciencia frente a los vendedores de humo y, en definitiva, de la verdadera humanidad frente a los que mercadean con la mentira. Los títulos de los capítulos y de las secciones son parodias de títulos de libros, que no solo se quedan en divertidos juegos de palabras sino que suelen encuadrar a la perfección el tema tratado. Muy bueno. Si fascina la «q» de cuántico, quizá para intentar…