Edhasa, 2008. 140 páginas. La vida de la niña que fue la autora cambia cuando sus padres tienen que pasar a la clandestinidad bajo la amenaza de la triple A. Encontrarán cobijo en la casa de los conejos, que detrás de una falsa pared esconde una imprenta clandestina. Un libro escrito, como dice la autora en el prólogo, no para recordar, sino para intentar olvidar. Retrato de una época y unas situaciones terribles y dolorosas de las que dejar constancia. La dificultad de la vida de los hijos de los montoneros. Muy recomendable. Otra reseña: La casa de los conejos. Mi madre se decide finalmente a explicarme, a grandes rasgos, lo que pasa. Hemos tenido que dejar nuestro departamento, dice, porque desde ahora los Montoneros deberán esconderse. Es necesario, ciertas personas se han vuelto muy peligrosas: son los miembros de los comandos de las AAA, la Alianza Anticomunista Argentina, que «levantan» a los militantes como mis padres y los matan o los hacen desaparecer. Por eso debemos refugiarnos, escondernos, y también resistir. Mi madre me explica que eso se llama «pasar a la clandestinidad». «Desde ahora viviremos en la clandestinidad.» Esto, exactamente, es lo que dice. Yo escucho en silencio….