La Ciutat invisible, 2010, 2011. 192 páginas. Uno tiene un pasado e incluso un presente. Bajo mi apariencia de padre de familia ejemplar e incluso aburrido se esconde todavía el joven punk que fui, que todavía recuerda y salta al oir unos acordes. No viví esos años en Barcelona, mis grupos son los de Euskalherria, pero quería conocer lo que se cocía por aquí. El autor fue protagonista, tanto como músico como editor de fanzines, colaborador de movimientos sociales, etcétera y nos ofrece en estas páginas una crónica año por año de acontecimientos importantes, anécdotas de su vida, material gráfico y un largo etcétera. El formato es casi de fanzine, recortes, artículos, incluso la tipografía (aunque es el aspecto que menos me ha gustado, uno valora las conquistas tipográficas de las nuevas tecnologías). Se incluye una cronología extensa al final. No se hace hincapié en lo habitual en estos casos, que suelen ser los grupos, conciertos y demás movida musical. Si se detallan las trifulcas con los skins, las diferentes ocupaciones, problemas con la policía, cohesión social… algo que después de tantos años volvemos a ver. Sin duda un libro muy recomendable. Apenas hay reseñas; la ficha editorial: Que pagui…