El olivo azul, 2010. 334 páginas. Tit. Or. Krakatit. Trad. Patricia Gonzalo de Jesús. El ingeniero Prokop está especializado en la fabricación de explosivos, pero su último descubrimiento, la Krakatita, capaz de romper los átomos, puede tener un alcance mundial. Muchas serán las manos que querrán hacerse con esa tecnología y mientras Prokop va dando bandazos emocionales las potencias conspiran a su alrededor. Escrita en 1924 todavía quedaba lejos la primera explosión de la bomba atómica. Podemos estar tentados de alabar la capacidad predictiva del autor, pero estaríamos equivocados. Ya se había dividido el átomo y no era difícil pensar que conseguirlo estaría cerca. La manera en que lo hace el autor me ha recordado a Julio Verne, también visionario (imagino el submarino, el viaje a la luna) pero equivocado en los métodos. Capek escribe muy bien, no es un autor de género, así que la krakatita ocupa un segundo plano en las aventuras del protagonista. A pesar de sufrir en sus carnes los efectos de explosiones accidentales lo que más sufre es su corazón enamoradizo que va saltando de mujer a mujer (con bastante éxito, todo hay que decirlo) a pesar de ser el prototipo de sabio despistado. Dejando…
Siruela, 1993. 234 páginas. Trad. Jitka Mlejnkova y Alberto Ortiz. Ya conocía la calidad del Capek cuentista, y por eso no me ha sorprendido la alta calidad de estos cuentos para niños, modernos en sus planteamientos pero bebiendo en las fuentes clásicas. Hay magos y duendes, princesas y príncipes, pero mezclados con burocracia, investigaciones policiales y humor, mucho humor y ternura, marca de los buenos escritores. Para niños de todas las edades. Capek es un gran escritor, en este libro me ha recordado al gran Cunqueiro. -Yo jamás me he topado con ningún gnomo —afirmó el guardia Bambas—. Mi zona hasta ahora era Dejvice y en esas casitas nuevas no hay ninguna criatura, ni ninguna aparición, ni ningún fenómeno sobrenatural, como suelen llamarlos. —¡Huy!, por aquí hay un montón de ellos —dijo el guardia mayor—. ¡Y antes hubo muchos más, sí señor! Sin ir más lejos, junto al dique de Sitkov habitaba un hombrecillo de las aguas desde que el mundo es mundo. La policía jamás tuvo que ver con él, tan buen hombrecillo de las aguas fue. El hombrecillo de las aguas de Liben es un viejo zorro, pero el de Sitkov era una persona muy correcta. Por ello…
Jose J. De Olañeta, 2009. 146 páginas. A pesar de mi admiración por Capek, no es uno de sus mejores libros. Hace un repaso de lo que significa el año para un jardinero, y aunque hay sentido del humor y ternura a raudales el tema no es lo que se dice apasionante. Más me ha sorprendido la editorial, que ha publicado muchísimos libros, casi todos de un aire más místico que las desventuras de este pobre jardinero y sus peleas con los plantones, el espacio, el tiempo atmosférico y los mil y un sinsabores de quien intenta cultivar la tierra. Por supuesto, cualquiera es capaz de ver. «Dios mío, qué flor i.m bonita», dirá un profano, a lo que el jardinero, en un tono ligeramente ofendido, responderá: «Ya ve usted que es una Petrocalis pyrenaica». Pues el jardinero tiene debilidad por los nombres; una flor sin nombre es, para hablar a la manera de Platón, una flor que no tiene «idea» metafísica; en una palabra, no tiene una realidad plena y verdadera. Una flor sin nombre no es más que una mala hierba; una flor dotada de un nombre latino es en cierto modo elevada al estado de especialidad. Si…
Ediciones Gigamesh, 2003. 240 páginas. Tit. Or. Vàlka s Mloky. Trad. Ana Falbrová. Esclavos marítimos Conocía a Karel Capek por ser el inventor de la palabra Robot -aunque parece que no fue él, sino su hermano. Desde entonces tenía ganas de leer algo suyo; sabía que tenía como obras famosas R.U.R. y esta Guerra de las salamandras, pero lo primero que encontré de él fue una edición en catalán de Contes de una butxaca. Muy buenos. Como el libro que traigo aquí hoy, reeditado por Gigamesh y escrito en una fecha tan temprana como 1936. Un marino descubre en una isla a una especie anfibia, bípeda y que parece tener inteligencia. Los lugareños los consideran demonios pero el marino considera que podrían ser de mucha ayuda para buscar perlas. Consigue que un industrial apoye su idea y traslada ejemplares por todo el mundo: será el comienzo de una nueva época. La historia de las salamandras es una excusa para realizar una fina crítica a la sociedad. Desde el esclavismo con el que se trata a las salamandras, que por otro lado han dado muestras de ser inteligentes, hasta el camino hasta el desastre que nadie es capaz de evitar, pasando…