Siruela, 2003. 414 páginas. Juan Filloy fue todo un personaje, como se desvela en el epílogo final. Trabajo de juez toda su vida sin salir de Córdoba, Argentina. Sus primeros libros se los editaba el mismo y los repartía entre sus amigos. A pesar de todo la calidad de su prosa lo hizo tan conocido como para aparecer en un lugar destacado en Rayuela. También era un hombre de muchas manías. Todos los títulos de sus obras tenía siete letras, y un libro suyo se compone de nada menos que 2000 palíndromos. Anécdota del epílogo: Metódico obsesivo como Óptimus, su célebre personaje de Op Oloop (1934), Filloy se trazó un plan literario original: publicar un libro por año, que sólo podrían leer sus amigos o colegas a quienes él enviara ejemplares por correo. Y después de esos siete libros se llamó a silencio y se mantuvo casi tres décadas sin publicar. Entre 1939 y 1967 hay una enorme pausa en su bibliografía, aunque él no dejó de escribir ni un solo día y fue guardando su obra inédita en la caja fuerte de su despacho. Durante todos esos años su labor como magistrado lo forzó al recato y le impidió…