Capítulos alternados entre un investigador que intenta averiguar quién asesinó a un hombre hallado muerto en un espigón -y que él mismo vio desde un restaurante- y los pensamientos de la víctima y verdugo antes y después del asesinato. No está mal, los personajes son bastante interesantes, el retrato de los mejores restaurantes de Barcelona también (aunque a veces da la impresión de una guía gastronómica de alto standing) pero la trama flojea bastante y la resolución se ventila en un par de páginas sin demasiado fundamento. Si lo comparo con El santo al cielo, que sigue una estrategia parecida (sabemos el asesino, se alterna investigación y responsables, el secreto está en lo que se oculta en la familia) sale perdiendo por mucho. Aún así consiguió engancharme y tenerme entretenido. Se puede leer. El Rubén m’amenaça d’anar a fer una copa en un estrany bar del «gaixample». Ni de conya, penso. El deixo dir perquè, en aquests casos, l’experiència m’ha ensenyat que, en un sopar, mai no es diu d’entrada que no. Deixes, en tot cas, algun dubte. «Potser sí, ja ho veurem.» I té més força la segona part de la frase que la primera. I tema tancat. Si…