Underwood, 2017. 96 páginas. Tit. Or. La grande vie. Trad. Rubén Martín Giráldez. Adolphe Marlaud trabaja en una funeraria y su vida se contagia de la grisura de la muerte. Lo único que perturba su apatía vital son las relaciones con la portera de su edificio, que sufre como puede. Un relato muy bueno pero muy corto: ocupan más prólogos y epílogos, semblanzas de la vida del autor y contextos que el propio texto. Que está bien, pero sabe a poco. Recomendable. Otras veces la señora C. estaba menos nostálgica. Se quejaba de tener que atravesar el patio para ir a cagar. Cosa que en los últimos tiempos cada vez se veía obligada a hacer con más frecuencia. Padecía diarrea crónica. Me preguntaba con insistencia si conocía yo algún remedio contra las cagarrinas. No, no conocía ninguno. Lo que llevaba peor era no tener váter en casa a su edad, después de veinte años de buenos y leales servicios en el número 47 de la calle Froidevaux. «¡Y encima, Adolfito, retrete a la turca!» Se quedaba sin resuello de la indignación, agitándose de rabia cada vez que me contaba sus penas. Yo casi ni la escuchaba, estando como un pasmarote…