Mondadori, 2009. 102 páginas. Un escritor maldito pero famoso se ha retirado a un balneario para escapar de su vida y dedicarse a escribir. Pero la decadencia se va colando por los agujeros de la realidad y el entorno y el propio protagonista irán cambiando lentamente deslizándose hacia el abismo. Reconozco que el comienzo me tiró un poco para atrás, otra novela de escritor maldiciendo su vida. Pero el autor va sacando conejos de la chistera y dejando atrás los tópicos para construir una historia acerca de las relaciones y la paternidad que se difumina en la liquidez del protagonista. Muy recomendable. Nuestro hijo, razoné, crecerá entre dos personas que han pasado sin demasiado daño la edad de hacer el tonto, encapsulado en la cámara estanca que una Madre Casi Madura y un Padre Anteprovecto, tan de moda en el mundo industrializado, construyen alrededor de la vida de sus hijos para privarlos de esas inquietudes que deparan lo feo y lo malo. Nada de eso: ropita de marca, colegio de marca, urbanización vigilada y a aberrar en Disneyleches por navidades. Ella se sosegará, cumplida, razoné. Yo trataré de reconstruirme, de disponerme audazmente a dar y recibir una nueva, única, maravillosa…