Mondadori, 2012. 140 páginas. Un encuentro casual devuelve al protagonista el recuerdo de un pasado que creía olvidado. Lo que en apariencia era la historia fallida de un grupo indie esconde unos asuntos bastante turbios. Porque las apariencias engañan y los que parecen ser unos buenos chicos resultan no serlo tanto. El estilo fragmentario hace que la trama se vaya revelando poco a poco. El narrador no es fiable ni siquiera cuando se desnuda delante del psicólogo, pero al final del relato tenemos todas las piezas del puzzle. Un asunto muy bien tratado, también muy bien escrito, aunque la obsesiva repetición de los motivos en algunas ocasiones me resultó cargante. Pero consigue su propósito. Muy recomendable. Te lo dije, Chino, te dije que cantaba de puta madre. ¿Normal?, el psicólogo niega con la cabeza, ¿de verdad crees que todo esto que me has contado es normal? No, no lo sé, Gabi, ni siquiera yo soy capaz de entenderlo, mi amor, me asusta ver el mundo como una pasta informe, como un puré que se enfría, no consigo ver más que monotonía, la miras, sus ojos azules como esferas de mercurio, el espejo de tu desolación. Ven aquí, deja que te…