Primer premio de nos cuenta las andanzas del protagonista en un Logroño nocturno y bohemio, con amigos, amores no correspondidos y angustia existencial. La prosa es bastante buena, pero el tema se ha tratado tantas veces, y más a estas alturas de la película, que se me hizo un poco aburrido, la verdad. Algunas páginas, con menos postureo y un poco de verdad, están bastante bien. Se deja leer. No cuentas. Es injusto. Quiero y no puedo. Pataleta. Palabrería. I n voz baja, lámbién piensas en voz baja. Desde hace ya bastante tiempo. ¿No te diste c lienta ele que algo había cambiado, te había cambiado? ¿En serio? ¿Más ketchup? ¿Por qué no? Marcuse de pacotilla… Ahógate tragando tus teorías, como si fueran la lengua que usas para callar. La vida no era esto. Tú no estás vivo. Ni estás vivo, ni disfrutarás nunca de un balsámico Q.E.P.D. Jódete. Has perdido. El juego consiste en que tú pierdas. E res el reflejo de las palabras de mi casi hermano en torno a: “El Monstruo bebe Coca-Cola. Glup, glup”. Como siempre, tenía razón cuando dijo, acodado en la barra, que la raíz del mal se hunde en el saber —razón, raíz,…