Seix Barral, 2011. 160 páginas. Tit. Or. Intet. Trad. Carmen Freixenet. Tras descubrir que la vida no tiene sentido, un alumno abandona el colegio provocando un efecto devastador en sus compañeros, a los que atormenta sentado en un árbol con frases sobre la inutilidad de todo. Sus compañeros deciden demostrar que hay cosas con significado, iniciando una espiral de tintes oscuros. Una vez más un libro lastrado por las expectativas. Fajas que nos alertan de que estamos ante un clásico, profundo y filosófico. Pues no. A mitad de lectura husmeé las reseñas en goodreads y varios lectores se quejaban de lo escabroso del libro. Me alegré pensando en que se iba a desencadenar un infierno de vejaciones, pero se quedó en infiernillo. Mucho ruido y pocas nueces. Acabado el libro, no está mal. Lo flojo de la prosa se perdona porque es un libro para adolescentes. Y el profundo mensaje filosófico, que está más claro que el agua, no deja de tener una resolución apropiada. Increíble me parece que, por mucha falta de sentido que le encuentre a la vida, un adolescente se dedique a subirse un árbol cual moderno estagirita. Menos aún que sus compañeros se vean afectados por…