Alfaguara, 2010. 148 páginas. Vidas paralelas de un Plutarco enloquecido; un cojo apartado despreciado por su familia y violado en un barco de marineros se convierte en un sociópata musculado y un loco que no se hace entender con excesivo priapismo viven una espiral alucinada de mala vida, sexo y vida malgastada. Me costó entrar por lo increíble de los sucesos relatados, hasta que a mitad del libro empecé a tomarlo por la vertiente humorística -hay pasajes tan desfasados que te arrancan carcajadas. Ignoro cuál es la verdadera intención del autor, pero imagino que provocar y divertir a partes iguales. Los protagonistas apenas comparten una escena. Aventuras con un ritmo desmadrado y mucho sexo. Dieron las seis y empezó la misa y el cojo no llegaba. Dieron las seis y diez, seis y cuarto, y nada, el cojo no aparecía. Dorita cerraba los ojos y rezaba para que el cojo llegara y nada malo le hubiera pasado. A las seis y veinte escuchó el estruendo de una moto invadiendo el templo y acallando la voz del cura, y supo, sin voltear a mirarlo, que era el cojo. El cojo no se apuró en apagar la moto, la hizo ronronear un…