Fuentetaja, 1997, 1998, 1999, 2003, 2007. 200 páginas. Manual para la escritura de relatos. Pero bien, no los típicos consejos de ‘Haz que las historias sean interesantes, crea personajes sólidos’ que suelen abundar en este tipo de libros. El autor define su enfoque desde el principio, el tipo de relatos que le gustan y explica cómo escribir bien. Empieza valorando la sencillez, pidiendo que se aligeren de literatura vacua, de frases grandilocuentes pero que no digan nada. Añade consejos prácticos como la aparición de cocodrilos (metafóricos), reglas de continuidad, como afianzar ideas… todo ello desde un punto de vista práctico, poniendo ejemplos de cómo hay que hacerlo y cómo no y presentando fragmentos de cuentos de autores famosos y destripándolos para ver cómo funcionan. Se podrá objetar que el arte no puede enseñarse y tampoco aprenderse, y yo soy el primero que está de acuerdo. A un escritor de primera fila le sobran consejos y a quien no tenga talento ningún manual va a dárselo. Pero entre el genio y el inútil hay una amplia gama de grises y ahí siempre viene bien un poco de ayuda. Este libro ofrece una guía bastante sólida. Muy recomendable. Cocodrilos Escribir es cuestión…
Fuentetaja, 2005. 172 páginas. Trad. Jesús García Gabaldón. Recopìlación, de entre los miles de cartas que escribió Chéjov, de aquellas que tratan temas literarios: opiniones sobre obras, consejos de escritura, opiniones personales, problemas con los montajes. Está dividido en tres grandes bloques: sobre los cuentos, el teatro y la literatura. En conjunto es interesante, hay consejos útiles, vemos la opinión de Chéjov sobre cómo debe ser la literatura y sus escritores preferidos, algo de chafardeo sobre la puesta en marcha de sus obras. Recomendable, pero mucho menos que su obra de ficción. A Iván L. Leóntiev (Scheglov) Moscú, 22 de marzo de 1890 Me asusta la palabra «arte», como a las mujeres de los comerciantes les asustan los espantajos. Cuando me hablan de lo artístico y de lo antiartístico, de lo que es escénico y de lo que no lo es, de tendencias, de realismo, etc., me pierdo, titubeo y respondo con medias verdades banales, que no valen nada. Divido las obras en dos clases: las que me gustan y las que no me gustan. No tengo otro criterio, y si usted me pregunta por qué me gusta Shakespeare y no Zlatovratski, no le sabré responder. Tal vez, con el…