Biografías de 13 grandes compositores centradas en sus líos de faldas y los aspectos más desconocidos de sus vidas. Todo contado con el gracejo de Fernando Argenta. Muy interesante. Hay historias picantes, como la de las aventuras amorosas de Vivaldi, y de gran hondura emocional, como el nacimiento del coro de Nabucodonosor de Verdi. Claro que es conocido el desprecio que Beethoven tenía por los poderosos, y más si eran aristócratas, y lo seguro que estaba de su propia valía. Un día se dirigió a un príncipe de esta manera: «Lo que es usted, lo es por casualidad. Lo que yo soy, lo soy por mí mismo. Príncipes ha habido miles y los habrá todavía. Beethoven sólo hay uno». ¡Más razón que un santo! A pesar de todos estos raptos coléricos, el carácter de Beethoven podía ser amable, e incluso divertido, cuando, como él decía, se sentía «desabrochado». Entonces se mostraba «cómico, animado, y a veces incluso locuaz». Rochlitz escribió: «Una vez que está en vena, el ingenio áspero y sorprendente, las frases ingeniosas, las paradojas más asombrosas y sugestivas brotan de él como un flujo constante». El caso es que puede que allí, en aquella misa, empezaran las malas…