Siruela, 2010. 220 páginas. Tit. Or. Jetë në një kuti shkrepësesh. Trad. Ramón Sánchez Lizarralde. La muerte accidental de una visitante trastocará la vida de Bledi, antiguo reportero que sobrelleva como puede la separación de su pareja. Los recuerdos de su niñez en una casa pequeña, con apenas un sótano como espacio de libertad, pondrán en contexto su triste vida. Lo mejor del libro es la alternancia entre el estilo de la narración de los sucesos del presente, en una prosa más impersonal, y los de los recuerdos, en primera persona, y como se van mezclando, diluyendo los límites, a medida que nos aproximamos al final. Y por supuesto el retrato de una Albania con sus intrigas políticas y su vida en apartamentos tan pequeños como una caja de cerillas. ¡Ya es suficiente!, me diréis vosotros. ¡Hace falta estar enfermo para contar semejantes banalidades! Tal vez tengáis razón, pero ése no es mi problema. Si pertenecéis a la categoría de los afortunados que no han pasado la mayor parte de su vida en el espacio de las dimensiones de una caja de cerillas, es inútil que me extienda, difícilmente me comprenderéis. Un espacio así os comprime. Incluso si más tarde…