Ediciones Minotauro, 2002. 316 páginas. Tit. Or. Je suis vivant et vous êtes morts. Trad. Marcelo Tombetta. ¿Qué es real? Philip K. Dick es uno de mis escritores preferidos. Tiene pocas novelas redondas -si es que tiene alguna- y su estilo no es especialmente elegante, pero tenía otra cosa: una visión muy particular del mundo. Un nuevo Kafka. Es una paradoja que muchos escritores lo tengan en un altar -Bolaño entre ellos- y que a la vez, pese a lo desquiciado de sus novelas, se hayan realizado tantas adaptaciones cinematográficas de sus obras. La más famosa, sin duda, es Blade Runner. Su vida es cualquier cosa menos aburrida, empezando por que nació prematuramente y su melliza Jane no sobrevivió: La enterraron en el cementerio de Fort Mofgan, en Colorado, de donde era originaria su familia paterna. Junto a su nombre, en la lápida, grabaron el nombre de su hermano, con la fecha de nacimiento, un guión y un espacio en blanco. Poco después los Dick partieron rumbo a California. Dick era una persona muy inteligente, pero su salud mental no es precisamente ejemplar. Uno puede admirarle como genio, pero vivir a su lado no creo que fuera sencillo. Sus relaciones…