Libros del asteroide, 2015. 214 páginas. La pintora Emma Reyes escribe 23 cartas a su amigo Germán explicándole cómo fue su infancia. Con una prosa y un dominio de la estructura narrativa que más parece de una escritora con oficio que la de una amiga describiendo sus recuerdos describe una niñez miserable, de esclavitud física, de la que consiguió huir. Pero todo visto desde los ojos de una niña que no guarda rencor. De una madre que no se ocupaba ni de ella ni de sus hermanos a un abandono en una estación de tren y una recogida en un convento en el que las cosas apenas iban un poco mejor. ¿Son fiables estas memorias? En el epílogo se cuentan algunas investigaciones que parecen contradecir algunos recuerdos de la autora. Pero la verdad o no de estas páginas no le quitan belleza. Ni tristeza. Me ha recordado mucho a Mi planta de naranja lima. No hay peor crueldad que la que se ejerce contra los más pequeños. Muy recomendable. Cuando me despertaron estaba todavía oscuro, Betzabé ya tenía hecho el desayuno y la señorita María estaba bañando al Niño, cosa que no hacía casi nunca, pues la única que le…