Acantilado, 2022. 166 páginas. Ensayo que invierte la figura de la mujer fatal reinterpretando algunos clásicos sobre el tema como la Carmen de Merimée, la Conchita de Un oscuro objeto de deseo o la Lolita de Nabokov. Empezando por esa Susana y los viejos que casi todos los pintores utilizaron como excusa para pintar a una mujer ligera de ropa y que solo Artemisa Gentileschi pintó como alguien que está sufriendo acoso y expresa desagrado. Porque lo que son fatales no son las mujeres, sino los hombres que proyectan su deseo en ellas y que, al verse frustrados, les cuelgan el sambenito sin darse cuenta de que son ellos los perturbados. Hombres necios que acusáis…. La analogía más clara la comenta la autora al hablar de El corazón delator de Poe. Un trastornado que primero imagina que el ojo del dueño le observa con malignidad, al que asesina para librarse de su influjo, y que después imagina que es atormentado por un corazón que viene de ultratumba, cuando es su propio corazón el que lo está delatando. Así todos los casos de pobres hombres seducidos por una mujer fatal no son sino trastornados que proyectan su deseo en un objeto…