Barret, 2021. 304 páginas. El padre de Casandra, Caleb y Calia, un militar con el pecho lleno de medallas, ha caído en desgracia. El general Bigotes duda de si puede confiar en él. La vida de la familia se irá deslizando por una pendiente, sujeta a la tiranía de las moscas, que van invadiendo el ambiente desde un pasado omnipresente. Una Casandra enamorada de los objetos, un Caleb al que peregrinan los animales buscando la muerte y una Calia que con solo 3 años dibuja de maravilla, igual que una tía suya, son una de las patas de este libro que te va construyendo un ambiente claustrofóbico en el que se cruzan las dictaduras, las torturas, las familias infelices, los traumas, las alegorías y los desastres inevitables. Como siempre que hay una Casandra presente en una narración. Me ha encantado esta vuelta de tuerca a las novelas de dictadores, una revisitación original y estremecedora. Muy bueno. Papá sabe que el poder no se cede. Se gana o se pierde. Y a él le había tocado perder. Perder es un sinónimo de desgracia en el lenguaje de la política. Papá manejaba tan bien aquel idioma que, cuando hablaba de medallas, de…