Elaine Vilar Madruga. El cielo de la selva.
Novela / diciembre 9, 2024

Lava, 2023. 350 páginas. En mitad de una selva devoradora, que funciona como un dios compasivo siempre que su hambre quede saciada, sobrevive una hacienda encerrada en un ciclo cruel de nacimientos y sacrificios. Una anciana, sus dos hijas -una de ellas convertida en perra- un hombre dedicado a fecundar y una serie de niños cuyo destino es y ha sido siempre el mismo. Servir de alimento. Brutal. La ambientación es de una crueldad extrema, con esa selva devoradora e implacable, sedienta de sangre, omnipotente e irracional, que marca el destino de las habitantes de la hacienda. Esa multiplicidad de voces, dolientes, cada cual con su cruz a cuestas, su hambre, sus adicciones, sus secretos y su destino. El lenguaje como bisturí quirúrgico dedicado a hacer cortes en la piel del lector que se atreva a entrar en estas páginas. Páginas que son otra selva que nos exige un sacrificio. El de encontrar el significado de tanta muerte y asfixiarnos en el verde exuberante de una vegetación que crece de la podredumbre y que grita en color rojo su hambre. Buenísimo. No tuvo tiempo. Sintió la patada de Juanquito sobre su pierna y se quebró. Después fueron los gritos. Los…

Elaine Vilar Madruga. La tiranía de las moscas.
Novela / noviembre 13, 2024

Barret, 2021. 304 páginas. El padre de Casandra, Caleb y Calia, un militar con el pecho lleno de medallas, ha caído en desgracia. El general Bigotes duda de si puede confiar en él. La vida de la familia se irá deslizando por una pendiente, sujeta a la tiranía de las moscas, que van invadiendo el ambiente desde un pasado omnipresente. Una Casandra enamorada de los objetos, un Caleb al que peregrinan los animales buscando la muerte y una Calia que con solo 3 años dibuja de maravilla, igual que una tía suya, son una de las patas de este libro que te va construyendo un ambiente claustrofóbico en el que se cruzan las dictaduras, las torturas, las familias infelices, los traumas, las alegorías y los desastres inevitables. Como siempre que hay una Casandra presente en una narración. Me ha encantado esta vuelta de tuerca a las novelas de dictadores, una revisitación original y estremecedora. Muy bueno. Papá sabe que el poder no se cede. Se gana o se pierde. Y a él le había tocado perder. Perder es un sinónimo de desgracia en el lenguaje de la política. Papá manejaba tan bien aquel idioma que, cuando hablaba de medallas, de…