Ela geminada, 2019. 140 páginas. Historias familiares en un pequeño pueblo dependiente de una fábrica, antes y después del fascismo, centrada sobre todo en los dueños de la misma. Según dice la autora todos los personajes son inventados y es una pena porque los quiere como si fueran reales. Y no me extraña. Hay más vida en cada uno de las vidas aquí retratadas en apenas 150 páginas (el patriarca de la familia, el capataz desagradable pero lleno de vitalidad, los hijos malogrados, las relaciones escondidas) que en otras novelas que malgastan páginas en dar vueltas a una noria de la que no sale agua. ¡Que tristeza te deja su lectura! Porque lo pequeño es hermoso y en una emoción que no consigue llegar a ser amor hay más verdad y belleza que en grandes pasiones mentirosas. Muy bueno. El diumenge anaven a la muntanya tots junts, el Calitja, en Vincenzino, les germanes del Calitja, la Gem-mina i el Boina. En Vincenzino caminava a poc a poc, i es quedava enrere, i els altres s’impacientaven, perquè l’havien d esperar. De manera que solia aturar-se en un orri, prop del foc encès, a belar amb la flauta i a mirar les…