Bruguera, 1981. 236 páginas. El libro es un largo monólogo mental del protagonista que, entre palabras malsonantes, reflexiones sobre la vida, borracheras y excesos de sexo, le da tiempo a realizar algunos atracos y embolsarse unos cuantos millones limpios. El libro tiene virtudes innegables, desde ese protagonista amoral que sólo busca su beneficio, con un lenguaje barriobajero con abundancia de tacos y la ausencia total de moraleja y reconvención en la trama. Pero también tiene defectos, que son un poco los mismos: el leer una palabrota cada cuatro palabras acaba cansando, y el andar sin rumbo del protagonista no le da mucha entidad al personaje. Seguro que en su momento tuvo su impacto, pero creo que los años no la han tratado muy bien. Eso sí, yo me he entretenido con la lectura y se puede recomendar. El arquitecto se va un momento a un bar próximo a llamar por teléfono y no dejo pasar la oportunidad. Me acerco a la tía, la trinco bien trincada y comienzo a darle con la sin hueso en todo el chocho. Cuando ando en lo mejor del foqui-foqui me despierto. Estoy encima del fiambre con la minga como una farola. Le echo un…