Anagrama, 1994. 264 páginas. La compré por el gancho de haber sido premio Herralde de novela, pero ese año debían estar un poco despistados. Un libro bastante flojito. Un padre y su hijo vuelven a Madrid, el primero de una especie de exilio y el segundo por unos asuntos turbios que involucran a una mujer. Contado desde la perspectiva del hijo, también en Madrid se encontrará con problemas. Ni el pasado que se va recordando ni el presente con el que se encuentran -con la heroína por medio- me ha despertado el más mínimo interés. Y no debo ser el único, ni veo reseñas en la red ni el autor se ha prodigado mucho. Un premio poco merecido. Calificación: Regulero. Extracto: -Los griegos nos regalaron la belleza, Ricardo, nos la dejaron en herencia, ahí la tenéis, haced con ella lo que queráis, mezcladla, destruidla, conservadla -dijo mi padre desde el centro de la plaza con su pelo gris brillante bajo la luz fría, solos los dos en medio del lugar excepto por la mujer que nos miraba desde el soportal, como una espectadora de la representación que se sucedía sobre el escenario empedrado. Recuerdo que me pareció como si mi…