Visor, 1997. 182 páginas. Antología bastante completa del poeta nicaragüense Carlos Martínez Rivas, al que llego desde el Atlas y que se resistía a publicar sus libros y muchos de ellos lo han sido de manera póstuma. Aquí hay una semblanza bastante documentada: El insurrecto solitario. Sus primeros poemas, que fueron los que le dieron la fama, no me han dicho demasiado. Muy bien escritos, pero ni yo estaba en el mejor momento de ánimo, ni los temas tratados me resultaban de interés, El último tercio del libro, recopilaciones varias de aquí y allá que no vieron la luz en su momento, si que consiguió emocionarme (dejo muestras). Bueno. LA PUESTA EN EL SEPULCRO XIV Estación Cuando ya no me quieras Cuando ya no me quieras y no podamos estropear nada Porque nada estará vivo y confiado. Cuando tú te hayas ido y yo me haya ido Y todos se hayan marchado Diremos: «Algo se ha perdido. No mucho. Pero algo esencial —un culto, un lenguaje, Un rito— está perdido». Cuando hayamos dejado de ser esto que somos: Una pareja expuesta al dardo Desnuda y apremiante Mal avenida pero bien enlazada Y nos dispersemos en otros círculos Y nos disipemos…