Anagrama, 2020. 214 páginas. A medio camino entre la divulgación científica y la novela empieza con un capítulo dedicado a los avances químicos que propiciaron los ataques con gases basados en el cloro de la primera guerra mundial y acaba con las discusiones sobre la interpretación de la mecánica cuántica. A medida que avanza el libro hay menos divulgación y más ficción (y así lo reconoce el autor en las notas finales). Algo que ya se percibe, por ejemplo, cuando narra la estancia de Schrodinger en el balneario porque cuenta unos detalles íntimos que no me imaginaba aparecieran en ninguna biografía. Aunque lo que me terminó de convencer fue la discusión con Einstein sobre si dios juega a los dados porque yo ya sabía que no había ocurrido como aquí se cuenta. El autor también afirma en las notas que aunque la ficción invada el texto no se traicionan las ideas científicas de los protagonistas, y es totalmente cierto. Cuantos textos de divulgación he leído que explican cosas que no son verdad. Aunque los hechos no sucedieran como se explican aquí, las referencias científicas son rigurosamente ciertas. Nos queda, pues, un extraño artefacto con el que podemos aprender conceptos como…