Recojo el guante que me lanza Sfer; en su bitácora ha realizado una encuesta y parece ser que lo que menos lee la gente es teatro. ¿Puedo hacer alguna recomendación para que la gente se anime? Pues claro. Siemrpe digo que el teatro hay que verlo, no leerlo. Pero cada vez es más difícil arrastrar a la gente hasta los escenarios, mientras que en cualquier biblioteca hay una buena selección. A continuación les indico algunas de las obras que más me han gustado. William Shakespeare Este hombre era un monstruo, está claro. Es muy recomendable leerlo, porque hay pocos montajes en activo y cuando los hacen suelen estar muy recortados -si no vives en Reino Unido, claro. También es fácil de encontrar. En catalán les recomiendo la versión de Josep María de Sagarra, muy teatral. José Sanchis Sinisterra Empiecen por ¡Ay, Carmela!, una obra al alcance de todos los públicos y después sigan por sus piezas breves, metateatrales, fascinantes y profundas. Un pedazo de dramaturgo. Dario Fo Ganó el premio nobel por reivindicar el bufón, azote de los altos estamentos. Extremadamente divertido, tierno y humano. Un hombre de la calle que escribe con el corazón y con talento. Oscar Wilde…
Institut del teatre, 2000. Biblioteca teatral. 76 páginas. Tit. Or. Eirene. Trad. Cristián Carandell. 13 personajes. 10 hombres y 3 mujeres. Coros. Pacifismo esperanzado Último capítulo -por el momento- de las reseñas sobre Aristófanes. En este caso se trata de ‘La Paz’, quizá, como apunta el prologuista y traductor de la obra, la más perfecta de las obras de Aristófanes. Si la lucha contra la guerra es una constante en este autor, en esta pieza vemos su más ferviente alegato. La diosa Paz es prisionera de Polemos, que tiene la intención de acabar con todas las ciudades griegas. Un descuido permite que Trigeu, un héroe poco convencional que va a lomos de un escarabajo pelotero, logre rescatarla y conseguir la paz para toda la Grecia. La obra está escrita en un momento en que Esparta y Atenas habían firmado una tregua de cincuenta años, lo que hace que la obra respire optimismo; Aristófanes cree que la consecución de la paz es posible y está al alcance de la mano. Aprovecha también para ridiculizar a todos los políticos de la época de talante ‘guerrero’, haciendo hincapié en Cleón, ferviente partidario de la guerra que había muerto no hacía mucho. Aunque para…
Institut del teatre, 2002. Biblioteca teatral. 92 páginas. Tit. Or. Ornithes. Trad. Cristián Carandell. 24 personajes. 22 hombres y 2 mujeres. Utopía alada Seguimos con Aristófanes, esta vez con ‘Los pájaros’, una de sus mejores comedias. Pisteter y Evèlpides están buscando una ciudad perfecta donde instalarse, en Atenas ya no se puede vivir. Pedirán ayuda a Tereu, el rey mítico de Tracia convertido en pájaro por los dioses. Tras convencer a los pájaros de que ellos eran los primeros dioses, fundarán una ciudad en las nubes; Nuvolcuculandia (Nefelocoquigia). No tardan en aparecer diferentes indeseables (adivinos, inspectores, vendedores de decretos) en la nueva ciudad. Pisteter conseguirá echar a todos ellos. El carácter de fábula no impide a Aristófanes realizar parodias de la realidad ateniense, y el colorido y costumbres de los pájaros seguro que tienen un éxito asegurado en la representación. La excelente traducción-adaptación de Cristián Carandell ha hecho que me riera con ganas en varias ocasiones. Excelente. (Un día, un libro 93/365) Escuchando: ‘Predicción de fiesta’, Pablo Guerrero
Institut del Teatre. Biblioteca Teatral, 1988. 73 páginas. Trad. Cristián Carandell. 10 personajes. 6 hombres y 4 mujeres. Coro femenino y masculino. El arma definitiva Me imagino a Aristófanes como un viejo reaccionario y algo cascarrabias. Conservador y un poco demagogo era sin embargo un pacifista acérrimo; varias de sus obras son una apología de la paz. Si muchas de sus escenas son realmente graciosas, en otras recurre a un humor escatológico y de ‘sal gruesa’ (humor sólo entendible si se lee bien el griego -que no es mi caso-, o se disponen de buenas ediciones anotadas). Me gusta Aristófanes y le tengo cariño; el volumen anotado de sus obrascompletas que encontré en una librería de viejo es uno de los pocos libros que se quemaron en el incendio de mi biblioteca al que sigo echando de menos. Fragmentos de sus obras, junto con algunas de Catulo (‘pedicabo ego uos et irrumabo’) me han servido para ilustrar que la liberalidad en el lenguaje no son privativas del siglo XX. ‘Lisístrata’ es una de las mejores obras de teatro de todos los tiempos, y el más divertido y original alegato contra la guerra que pueda leerse. Para conseguir la paz, Lisístrata…