Anaya, 2012. 68 páginas. Sigo con mi colección de libros de autoayuda al emprendedor. En este caso una llamada a la productividad basada en el consejo de Twain: “Si lo primero que haces por la mañana es tragarte un sapo, entonces el día sólo puede ir a mejor”. La lista resumida de consejos puede ser la siguiente: Haz una lista Prioriza Primero, los peores sapos La parte más difícil es empezar Un sapo grande se come a pedazos pequeños Que, como dejar de fumar o hacer régimen, es más fácil de decir que de hacer. Pero son unas reglas con las que estoy de acuerdo. Esta es la versión en cómic del libro, más fácil de leer y con menos sufrimiento neuronal. Son estrategias para triunfar, sí, pero nada que se escape del sentido común. Si trabajas más y mejor, tu productividad aumentará. Otra reseña: ¡Trágate ese sapo!
Anaya, 2002. 80 páginas. Recopilación de diferentes relatos tradicionales de América, narrados con la ágil prosa de Galeano y muy bien ilustrados por Elisa Arguilé. Como amante de los cuentos de transmisión oral me ha gustado mucho, y gustará también a los pequeños de la casa. La creación La mujer y el hombre soñaban que Dios los estaba soñando. Dios los soñaba mientras cantaba y agitaba sus maracas, envuelto en humo de tabaco, y se sentía feliz y también estremecido por la duda y el misterio. Los indios makiritare saben que si Dios sueña con comida, fructifica y da de comer. Si Dios sueña con la vida, nace y da nacimiento. La mujer y el hombre soñaban que en el sueño de Dios aparecía un gran huevo brillante. Dentro del huevo, ellos cantaban y bailaban y armaban mucho alboroto, porque estaban locos de ganas de nacer. Soñaban que en el sueño de Dios la alegría era más fuerte que la duda y el misterio; y Dios, soñando, los creaba, y cantando decía: —Rompo este huevo y nace la mujer y nace el hombre. Y juntos vivirán y morirán. Pero nacerán nuevamente. Nacerán y volverán a morir y otra vez nacerán….
Anaya, 2010. 58 páginas. Tierna historia sobre uno de los primeros pasos para dejar la niñez: cuando dejan de leerte cuentos para que tengas que leerlos tu mismo. Y una reflexión sobre lo útil que puede ser volver a ser un niño. Ideal para los peques que ya se están haciendo mayores y para los mayores que quieran sentirse un poco peques. Y lo peor para mí era que más de una vez vosotros discutisteis sobre quién debía leerme el cuento y, al final, no era ninguno. O sea, que lo sabíais. Que os pasarais la pelota el uno al otro me dolía, y hasta me hacía sentir culpable. Culpable de insistir en que me contarais un cuento. Culpable de ser ya mayor. Para eso. No sabía para qué más. Pero yo estaba, estoy y estaré siempre llena de ideas, rebosante de ideas. Ya lo sabes. Ideas como palomitas de maíz, que se me salían de la cabeza a montones. En el fondo, como tú. Fue una noche más en la que, como siempre, ya habías recurrido a la excusa del cansancio para volver a decirme que no. —Estoy taaaaan cansada… Y allí estaba: la idea más blanca, grande y…
Anaya, 2007. 124 páginas. Tit. Or. Aller Anfang. Trad. Moka Seco Reeg. Pensaba que era una recopilación de historias de diferentes fuentes, pero no, son cuentos originales sobre como pudo haber empezado este mundo. Y son muy buenas, me han gustado mucho. Originales y tiernas. Son, además, cuentos para todas las edades, para niños y adultos a los que le guste fantasear sobre como empezó todo. Los tres ejemplos que les dejo les darán una idea cabal. Las ilustraciones, estupendas. Calificación: Muy bueno. Un día, un libro (294/365) Extracto: La Creación Al principio, solo existía Dios. Un día recibió una caja de madera llena de guisantes. ¿Quién se la podría haber mandado? Desde luego, él no conocía a nadie más. Aquel asunto le daba mala espina, así que dejó la caja -es decir, la dejó flotando- en el lugar donde la había encontrado. Siete días después, las vainas de los guisantes reventaron. La explosión fue tan violenta que los guisantes salieron disparados hacia la Nada. Los guisantes que habían estado en la misma vaina casi siempre permanecían juntos y giraban alrededor de sus otros compañeros. Empezaron a crecer y a brillar, y así, de la Nada, surgió el universo. Dios…
Grupo Anaya, 1997. 118 páginas. Tit. Or. Contes per a tot l’any Jardinero cuentista Amplio mi campo de acción al cuento infantil. Mi incipiente carrera como contador de cuentos me obliga a ello. Y ¡que caray! que uno disfruta leyendo estos cuentos igual que los críos. Clara es una niña afortunada, cada vez que va a visitar a su abuela Aurora -que es bibliotecaria- su jardinero, Pompeyo, aprovecha para contarle cuentos… ¡Y tiene cuentos para cada estación! Juguetes que se rebelan, árboles de mariposas, estrellas de mar que ocultan secretos y oledores de vientos. Me habían recomendado a este autor y no se equivocaban, los cuentos son buenos y originales. Las ilustraciones de Francisco Delicado -supongo que nada que ver con La lozana andaluza– acompañanan muy bien al texto. Mis preferidos, el del abeto friolero y el de los juguetes que se rebelan. Como epílogo hay una pequeña entrevista a autor e ilustrador. ¿Eres niño o te sientes como tal? Acerca la oreja a las historias de Pompeyo. Escuchando: Honky Tonk Heroes. Waylon Jennings. Extracto:[-] «Había una vez un árbol, un abeto, que había nacido donde nacen la mayoría de los abetos, en un país frío del norte de Europa….