Montesinos, 2012. 157 páginas. La vuelta al pueblo desde el exilio por motivo de un funeral es la excusa para hacer arqueología de la memoria, reconstruir las vidas de toda una generación de españoles que abandonaron el país por el hambre y reflexionar acerca de la muerte porque ¿Es menos la muerte si la escribimos? Todo un descubrimiento: una prosa de mucha calidad y una arquitectura sólida, tanto que es extraño que el autor no sea más conocido. Yo ya voy a por el siguiente libro del autor. Su mujer se llamaba madame Baas porque en Francia las mujeres se llaman como sus maridos. Un día me mandó madame Bass a comprar tomates a la tienda de monsieur Champarle y cuando se los dejaba en la mesa del comedor le dije que la mujer de mi maestro en Los Yesares se llamaba Anita. Ella me pasó una mano por la cara y me dijo que volviera a la escuela. De ese día me acuerdo porque cuando entré en el aula monsieur Baas estaba sentado en su sillón de madera y respiraba como si le faltara aire. Los ojos se le habían cerrado y eran como una piel blanda y postiza…