Editorial Alfasur, 2009. 88 páginas. Espacio interior Recibir un libro siempre es una alegría. Si encima te gusta, todavía más. Así que empiezo dando las gracias a Alberto por hacerme llegar un ejemplar de este volumen de cuentos, pequeño pero bien editado. Empieza con un cuento de una niña que sube a la azotea para ver las estrellas escapando de su situación familiar, continúa con las dificultades de Mario el vagabundo para apropiarse de una manzana y acaba con el cuento que da título al libro sobre un tipo cuya única labor es escuchar las intimidades -casi confesiones- de tres desconocidos. Y rematado por un epílogo pseudopoético. La lista completa es la siguiente: Las estrellas mismas de la creación Quedan demasiado lejos Era la primera vez Cierta majestad en su forma Agujero en la tierra Reparar lo que otros han vendido antes Quiero irme de aquí Mi primera jornada de trabajo Pistas Dulces sueños Rodeado Siempre El tipo que escucha Si te mira fijamente (epílogo pseudopoético) Creo que al autor todavía le queda camino por recorrer, pero este comienzo promete. Sin ser conocido algunos de sus cuentos me han gustado tanto como algunos de autores de más renombre, pero con…