Cátedra, 2005. 152 páginas. Con un poco de suerte cuando lean esto yo estaré camino a Logroño para disfrutar de unas merecidas vacaciones. Las entradas, programadas, irán apareciendo hasta completar la misión de un día, un libro. Como comenté en esta entrada Alejandro Casona. La sirena varada. Los árboles mueren de pie. he buscado más obras, en este caso una historia alrededor de la muerte. En una familia asturiana todavía se llora la muerte de una hija cuando aparece una misteriosa peregrina. La peregrina, que no es otra que la muerte, no podrá cumplir su misión y además cambiará el destino de la familia y el de una joven que pensaba suicidarse en el río… La obra está muy bien, el lenguaje poético marca de la casa no defrauda, y la historia recibió elogios internacionales. Pero aquí sí que detecto ese aire reaccionario que tanto se critica, además de una cierta falta de caridad cristiana. Salvo ese detalle, me ha gustado. Calificación: Bueno. Un día, un libro (332/365) Extracto: Andrés.—¿No te habías reído nunca?… Peregrina.—Nunca. (Se toca las manos.) Es curioso…, me ha dejado calientes las manos… ¿Y esto que me late en los pulsos?… ¿Y esto que me salta…
Espasa-Calpe, 1990. 184 páginas. En el prólogo del libro, que pone al autor en su contexto, me llamaba la atención que el autor no dejara a nadie indiferente. Tenía muchas críticas que decían de él que hacía un teatro poco comprometido. Así que las obras las he leído con espíritu de ‘a ver que pasa’. En La sirena varada las aspiraciones del protagonista de vivir en un mundo de fantasía cambiarán cuando tenga que enfrentarse a la dura realidad. En Los árboles mueren de pie una empresa se dedica a mejorar el mundo de una manera curiosa, y tendrán que hacer creer a una abuela que su nieto ha vuelto. En las dos obras se remarca la necesidad de reconocer la verdad frente a la fantasía, así que no se le puede acusar de ser un autor que busque la evasión. La primera obra tiene un final que me ha estado haciendo llorar una semana -recuerden que tengo la lágrima fácil. La segunda, en la que se puede detectar algo de ese sentir reaccionario que le criticaban -aunque no mucho- también es muy buena. La idea de modificar la realidad mediante fantasías bien ensayadas tiene un atractivo innegable (véase el…