Penguin Random House, 2017. 70 páginas. Estaba a mano en la biblioteca y es otra antología de poemas de Pizarnik, creo que mi siguiente libro serán ya las obras completas porque estos breves encuentros me están dejando muy buen sabor de boca. Dejo poemas de muestra. Muy bueno. ahora en esta hora inocente yo y la que fui nos sentamos en el umbral de mi mirada PIDO EL SILENCIO … canta, lastimada mía Cervantes aunque es tarde, es noche, y tú no puedes. Canta como si no pasara nada. Nada pasa. SE PROHÍBE MIRAR EL CÉSPED Maniquí desnudo entre escombros. Incendiaron la vidriera, te abandonaron en posición de ángel petrificado. No invento: esto que digo es una imitación de la naturaleza, una naturaleza muerta. Hablo de mí, naturalmente.
Visor, 2016. 120 páginas. Antología de la poesía de Pizarnik, a la que llego a través de La muerte me da y que, honestamente, me ha dejado con la boca abierta. Poemas de otro mundo, que me han recordado a esa otra poeta alienígena que es Emily Dickinson, con una crudeza y crueldad en algunos de sus versos, que destilan soledad y desolación, manchas de nicotina en los pulmones del alma. Es un libro de la biblioteca y me ha sorprendido doblar las páginas en los mismos lugares que quien lo leyó antes que yo, una extraña comunicación fantasma entre lectores que nunca se conocerán pero que están unidos por la misma fascinación por los mismos poemas. Buenísimo. Aquí vivimos con una mano en la garganta. Que nada es posible ya lo sabían los que inventaban lluvias y tejían palabras con el tormento de la ausencia. Por eso en sus plegarias había un sonido de manos enamoradas de la niebla. Es un cerrar los ojos y jurar no abrirlos. En tanto afuera se alimenten de relojes y de flores nacidas de la astucia. Pero con los ojos cerrados y un sufrimiento en verdad demasiado grande pulsamos los espejos hasta que…