Plataforma editorial, 2016. 208 páginas. Otro alegato, escrito con mucho humor y bastante mala leche, a favor de la educación con cara y ojos y en contra de los vende humos que están proliferando como setas. Igual que en el otro de Luri esperaba encontrar alguna opinión salida de tono pero no, vuelvo a coincidir al completo con lo que aquí se afirma. Algunos conceptos que se destacan en el libro y que es conveniente traer aquí. La mayor parte de los expertos en educación que nos venden sus soluciones no han pisado nunca un aula, y se imaginan que las clases son como en el franquismo, con un profesor leyendo un libro y educando a golpe de regla. Baste como ejemplo un consejo que le dieron al autor del libro: Si se ponen ejemplos cercanos al niño la asignatura les resultará más interesante. Por ejemplo, se puede usar el fútbol para enseñar matemáticas.. Como si no fuera algo que se lleva haciendo más de 20 años, incluso en los libros de texto. Porque hay una cosa muy curiosa: todos estos expertos del tres al cuarto abogan por una educación dinámica, proactiva, chupiguay, moderna, tecnológica integradora y emocional. Pero no…