Aguilar, 1973. 710 páginas. Colección de relatos vendidos con el tirón de Hitchcock -que no sé si realmente tuvo algo que ver en la selección- y que releí porque recordaba que no estaba mal. Lo cierto es que hay de todo, como en botica, algunos cuentos malísimos y otros bastante buenos. Hay nombres que tienen su fama en la ciencia ficción como Fritz Leiber, Theodore Sturgeon, Tomas M. Disch o Algis Budrys. El volumen lo cierra una novela de Wyndham -más conocido por El ataque de los trífidos sobre una especie de invasión extraterrestre. El texto es solvente y poco más, pero el comportamiento de una humanidad que va ignorando los peligros mientras va subiendo el nivel del agua del mar me ha puesto los pelos de punta. Se deja leer. Según podíamos ver, los acontecimientos fueron lo mismo aquí que en otras partes…, con la excepción de que aquí no había habido invasión: el movimiento fue hacia fuera. Primero, hubo la cauta retirada cuando el agua empezó a subir de nivel; luego, la huida llena de pánico, para alcanzar tierras más altas cuando aún existía la posibilidad de encontrarlas. Los que se quedaron, y aún penmanecían aquí, eran una…
Aguilar, 2011. 230 páginas. Tit. Or. Geek dad. Awesomely geeky projects and activities for dads and kids to share. Trad. Alfredo Blanco Solís. Cuando en una serie de los USA sale un bloguero (porque allí, a diferencia de aquí, hay blogs que tienenpoder mediático) siempre los pintan de la misma manera: gordo y con gafas. Más o menos este estereotipo: Sin embargo, lo friki está de moda y hasta los padres frikis pueden estar orgullosos de serlo. Si eres un padre al que le gusta la tecnología y los juegos de rol, éste es tu libro. Basado en el blog GeekDad y con página web propia (¡Cómo no!): The Geek Dad Book, el libro nos ofrece una gran variedad de juegos y actividades para realizar con los hijos, todas con su toque geek (no confundir friki con geek ni con nerd). Dejando de lado las construcciones basadas en LEGO, que implican tener el juego de construcción y bastantes accesorios robóticos, el resto son bastante asequibles y fáciles de montar. Algunos implican leds y pilas baratas y otros ni siquiera eso. Por ejemplo se puede sustituir el primitivo sistema de puntos o pegatinas para motivar a los hijos por algo más…
Editorial Aguilar, 2004. 189 páginas. Reflexiones de un filósofo sin estudios Para que no se diga que todos los libros que aparecen aquí son de ediciones descatalogadas, voy a comentar uno de reciente, recientísima aparición que me acaba de recomendar un amigo por vía de urgencia. (en su momento era de reciente aparición, claro) Tomando como referente lejano aquellos artículos de Stephen Jay Gould que relacionaban cosas impensables como el brontosaurio y la nalga de un ministro, el autor nos desvela la relación que existe entre grandes figuras de la historia y los más anodinos sucesos cotidianos. Descubriremos, por ejemplo, la relación entre Isaac Asimov y los tapetes de ganchillo, o entre Mozart y los contestadores automáticos. El objetivo del libro es tan simple como encomiable: Analizar los tópicos que escuchamos y decimos hasta la saciedad y a los que ya consideramos como verdades inmutables. ¿Es cierto que no hay que generalizar, o nos quedaríamos sin ciencia si lo hiciéramos? ¿Es preferible que nos traten como personas o como números? ¿Es imprescindible la objetividad en un telediario? Para comprobar la falsedad de estas frases hechas Ortega se vale de las vidas de grandes figuras de la historia; científicos como Einstein…
Ed. Aguilar, 1968. 478 pag. Exhuberante Orinoco Otro autor que leo gracias a mi ignorancia. No podía ser que estuviera leyendo a autores con el premio ‘Romulo Gallegos’ y no supiera nada del escritor que da nombre al premio. Me terminó de decidir un ensayo de Bolaño en ‘Entre paréntesis’; comentaba que vio una placa por la calle Sepúlveda donde decía que Gallegos había vivido ahí. Desde entonces ando a la búsqueda de la placa, porque yo vivo cerca, pero no he tenido ningún éxito. Si alguien sabe donde se encuentra, que me lo diga; prometo recompensarle. Más éxito tuve a la hora de buscar sus libros. Me fui a estantería de libros y encontré unos cuantos. Bastantes en la librería Praga de Granada. Así que cuando estas vacaciones pasé por allí, me acerqué y aproveché para comprar dos libros de Gallegos y conversar con el amable librero que me atendió sobre el futuro de las librerías de viejo. No hay que preocuparse; no les va mal. Como otras veces he descubierto que ya había leído otro libro del autor: Tierra bajo los pies. Mi problema es que soy un completo desmemoriado para los nombres. Con un poco de suerte…