A buen paso, 2010. 96 páginas. Están colocadas estas fábulas en la sección infantil. Como las lea algún niño despistado puede perder parte de su infancia sin darse cuenta. Porque estas fábulas protagonizadas por animales como mandan los cánones, son en algunos casos negras negrísimas. Retrato de la peor parte de una sociedad consumista en la que el poder impone su ley. Aquí los protagonistas mueren, se matan o se hacen esclavos. Más o menos como la vida real. Las ilustraciones acompañan muy bien al texto. Una delicia. Muy recomendable. Andaba la carnada preocupada por el silencio del más joven de los lobos. Era astuto, veloz, de implacable colmillo y poco apetito, circunstancia esta que aprovechaban sus hermanos para saciarse justo con lo que él despreciaba. Nadie le igualaba en olfato ni en decisión. Siempre sabía dónde abundaba comida y qué hacer para conseguirla. Pero no aullaba. Y un lobo tiene que aullar. Le preguntaron los demás lobos en busca de explicación y alegó que se caza mejor en silencio. No convenció el argumento. Le dieron un plazo para que se decidiera a aullar y fue su respuesta poner a los pies de sus hermanos media docena de gallinas ensangrentadas,…