La siguiente firma que conseguí fue la de Franco Chiaravalloti, que firmaba en la Rambla del Raval, que acogía paradas de asociaciones de carácter social:
Aquí le tenemos manteniendo el incógnito:
Y aquí, gracias a unas amables damiselas, a cara descubierta:
Firmaba su libro Como un cuentagotas que se presiona suave, muy suavemente, que he leído hace poco con gran placer y que espero reseñar pronto.
La última parada fue en la plaza de Vicenç Martorell, y allí estaba El Listo firmando El gran libro de la cinefilia , críticas mordaces y originales sobre el mundo del celuloide:
Fue un placer poder realizar estas visitas, y por el camino encontré otras. La plaza de San Justo, al lado de donde trabajo, se había convertido en un animado mercadillo:
En el que se podían encontrar extrañas esculturas:
Artesanos del pergamino y la miniatura:
E incluso cuenta cuentos, la gran Isabela Méndez tenía puesto y además contó, pero la mala suerte hizo que no pudiera verla.
En la plaza San Jaime, frente a la Generalitat, se hicieron algunas actividades y lecturas varias:
En las Ramblas el ambiente era tal que así:
Aunque en rincones recónditos se podían encontrar cosas tan extrañas como una exhibición de forja:
En una plaza cerca de la Rambla del Raval de la que hablaré algún día. En el museo Frederic Marès tenían una lectura ininterrumpida de El coronel en su laberinto:
En el que sin saberlo yo estaba nuestra querida Musa leyendo. Al día siguiente fue la Bitácoras y Libros -de la que hablaré por separado- y el domingo Radio Bemba en el bar Bemba:
Un espacio que todos los domingos tendrá sesiones de cuentos presentadas y organizadas por Rubén Martínez y que contará con un narrador invitado. Siempre es una alegría que se abran más locales a la presentación de cuentos. El domingo que viene, ahí volveremos.
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